Los cronistas castellanos de Hernán Cortés
ENTRE LOS CRONISTAS CASTELLANOS DE HERNÁN CORTÉS EN LA CONQUISTA DE MÉXICO HUBO SUS PARTIDARIOS Y DETRACTORES, PERO A NADIE DEJÓ INDIFERENTE
1.- Bernal Díaz del Castillo
2.- Díaz del Castillo y López de Gómara
3.- El hispanista Carlos Pereyra
4.- Otros cronistas oficiales
5.- Cronistas no oficiales
1.- BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO
“Vecino e regidor de la muy noble ciudad de Santiago de Guatemala, uno de los primeros descubridores y conquistadores de la Nueva España y cabo de Honduras y de cuanto hay en esta tierra. Natural de la muy noble e insigne ciudad de Medina del Campo, hijo de Francisco Díaz del Castillo, regidor que fue della, que por otro nombre le llamaron ‘El Galán’, que haya santa gloria”. De este modo comenzaba su relación Bernal Díaz del Castillo, escrito bajo la inspiración de la musa de la indignación que le produjo en 1552 la lectura de un ejemplar de la Historia de las Indias de la que era autor el soriano Francisco López de Gómara.
A los veintidós años, el cronista medinense se marcha a América en la expedición de Pedro Arias de Ávila a Darién. Luego acompaña a Cuba a Diego Velázquez, adelantado de Cuéllar, a Ponce de León por tierras de Florida y a Hernán Cortés en México. Finalmente recibe una encomienda en Guatemala, donde fija su residencia. Tras leer la epopeya mexicana de Gómara se siente molesto por haber sido escrito por una persona que no ha estado en América y que desconoce las vicisitudes de la gesta. Para él la versión de Gómara se muestra aduladora, tendenciosa de la persona de Hernán Cortés, del que fue secretario y capellán de su casa. Esta circunstancia hizo exclamar al padre Bartolomé de las Casas de Gómara: “Era un criado de Cortés”. Y en cierta ocasión. Del Castillo afirmó: “Cortés debió engrasar su mano para escribir”.
2.- DÍAZ DEL CASTILLO Y LÓPEZ DE GÓMARA
Ello no fue óbice para que la Historia de Francisco López de Gómara tuviera una extraordinaria difusión, resultando una fuente esencial para los poetas del Siglo de Oro, que versificaron la conquista de México. Su primera edición fue publicada en Zaragoza en 1552. Un año después aparecerían otras en Zaragoza y Medina del Campo, y tres más en 1554, una en Zaragoza y dos en Amberes. Felipe II prohibió sucesivas impresiones y no saldría a la luz otra nueva hasta 1729. El estilo de Gómara es elegante, el propio de un artista del Renacimiento. Se basa en testimonios personales e íntimos de Cortés en sus Cartas de relación, y en los de otros conquistadores que visitaron su casa.
Bernal Díaz del Castillo concluye su Verdadera Historia de la conquista de Nueva España en 1568 con la única pretensión de que fuera leída en su entorno familiar “para que sus nietos pudieran decir con verdad que él había figurado entre los descubridores, conquistadores y pobladores de aquellas lejanas tierras”. Por esta razón, la obra no fue publicada hasta 1635 en Madrid por Alonso Remón y Gabriel Odarzo, que suprimieron y alteraron muchos detalles, obteniendo una excelente acogida que propició la traducción en varias lenguas extranjeras.
La Biblioteca de Autores Españoles la reprodujo en edición de Vedia y, más recientemente, el mexicano Joaquín Ramírez Cabañas realizó una versión fiable y completa, basado en el manuscrito original de Guatemala. Por otro lado, Espasa Calpe ha venido publicando ediciones desde 1955 en su Colección Austral. Pero, ha habido otras varias. Bernal Díaz del Castillo muestra en su Verdadera Historia una prodigiosa memoria y un estilo íntimo y verboso. Desde la más absoluta lealtad, Hernán Cortés sigue siendo la figura central. Pero también ensalza la labor de todos los demás que con él participaron en la conquista.
3.- EL HISPANISTA CARLOS PEREYRA
Para el hispanista mexicano Carlos Pereyra, “Garcilaso de la Vega, el criollo letrado, y Bernal Díaz del Castillo, el peninsular inculto, son los príncipes de la crónica americana, y sus libros los descollantes en un género tan rico por la materia como por la maestría con que la cultivaron los hombres del siglo XVI”. Y en otra ocasión, afirma del cronista medinense: “Por no atenerse a normas y por no ser escritor ni héroe, logra un libro genial”.
En el prólogo a la Historia Verdadera, Carlos Pereyra comenta: “Su excelencia es la verdad y la belleza. Se propone decir con honradez todo lo que sabe. No admite traiciones a la verdad, porque esa verdad se identifica con el propósito literario. Frente a la tendencia de Gómara, a la acción individual de Cortés como héroe, Díaz del Castillo vindica la intervención anónima de los otros conquistadores. Escribe desde la indignación y retrata a Cortés más genial que Gómara en su panegírico adulador. La narración corre fácil, llana, sin rodeos ni adornos. Emplea el habla común de Castilla la Vieja. Su obra es accesible y popularizante. Es una novela de caballerías por los hechos sorprendentes, un diario de exploradores y un informe político. En vida del autor nadie apreció su obra y murió sin verla impresa. Sólo dejó un manuscrito, como una posible esperanza de notoriedad póstuma, prologándolo a los ochenta y cuatro años”. (Carlos Pereyra fue embajador de México en Bélgica y vivió en España durante la I Guerra Mundial, estudiando la labor hispana en América y publicando números libros sobre ello).
4.- OTROS CRONISTAS OFICIALES
Junto a los dos mencionados, otros muchos castellanos narraron cuanto aconteció en México. El padre Toribio de Benavente escribió su Historia de los indios de la Nueva España, adonde llegó acompañado de doce franciscanos. Conocido entre los indígenas como “Motolinia” (hombre pobre), mostró su simpatía por Hernán Cortés, contrarrestando la Relación de la destrucción de las Indias de Bartolomé de las Casas, al que denunció ante Carlos V en 1555.
Fray Diego de Landa, Obispo de Yucatán, es autor de la Relación de las cosas de Yucatán de 1566, una interpretación de las antigüedades mayas y datos sueltos sobre la conquista de Cortés.
El franciscano Juan de Torquemada escribió Monarquía Indiana, sobre la cultura de los pueblos indígenas, publicada en Sevilla en 1615.
Fernán Pérez de Oliva, Rector de la Universidad de Salamanca, que nunca estuvo en América, glosó en 1527 Algunas Cosas de Hernán Cortés y de México, basándose en las Cartas de Cortés e informaciones directas de algunos conquistadores.
El jesuita José de Acosta también nació en Medina del Campo y vivió en Perú y México. Su Historia Natural y Moral de los indios, acerca de las costumbres de los nativos, de brillante estilo, fue editada en Sevilla en 1590 en la imprenta de Juan de León, primero en latín y luego en castellano.
Juan Ginés de Sepúlveda, historiógrafo de Carlos V y preceptor de Felipe II, publicó la polémica con Bartolomé de las Casas De las justas causas de la guerra con los indios y Crónica de las hazañas de los españoles en el Nuevo Mundo, también conocida como De los justos títulos.
Prudencio de Sandoval, nacido en Valladolid, Obispo de Pamplona y Tuy, que tampoco estuvo en América, publicó en la capital castellana, en 1604, una recopilación de anteriores autores en la Historia de los hechos del Emperador Carlos V.
Bernardo de Vargas Machuca, capitán natural de Simancas, escribió las obras Milicia y Descripción de las Indias y Apología, en contra de Bartolomé de las Casas, aparecida en 1599 en Madrid.
Pedro Fernández del Pulgar, de Medina de Rioseco, canónigo magistral de Palencia, del que se ha hallado en la Biblioteca Nacional de Madrid el manuscrito Historia verdadera de la conquista de la Nueva España por Hernán Cortés, que trata de neutralizar los relatos de historiadores anglosajones.
Antonio de Herrera y Tordesillas, segoviano de Cuéllar, cronista oficial de Castilla y de las Indias, describió la Historia General de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme, aunque no estuviera en América, cuyo principal aportación es la recopilación e incorporación de manuscritos perdidos.
Gonzalo de Illescas, doctor en Teología. Dedicó una sección a la conquista de México dentro de su obra Historia General y Católica, publicando la primera parte en 1564 en Dueñas, su lugar de nacimiento, y la segunda en 1573 en Salamanca.
Francisco de Cervantes y Salazar, formado como humanista en Salamanca, ganó en 1553 la cátedra de Retórica de la Universidad de México con un discurso en latín. Fue doctor en Teología, Rector, cronista oficial de la ciudad de México y deán de su catedral. En 1914 fue publicado su manuscrito Crónica de la Nueva España.
5.- CRONISTAS NO OFICIALES
Tres fueron los cronistas más queridos por los indígenas por su distanciamiento del poder real. Bartolomé de las Casas, que era contrario al sometimiento de los indios al trabajo, lo que le costó el descrédito y el retiro al convento de San Gregorio de Valladolid, debiendo discutir sus teorías, públicamente y por orden de Carlos V, con el cronista Juan Ginés de Sepúlveda y renunciar a su obispado de Chiapa
Fray Bernardino de Sahagún había nacido en esta localidad de la Tierra de Campos. Tras estudiar en Salamanca marchó a México, donde murió a los noventa años. En su larga vida se preocupó más por la cultura autóctona que por las imposiciones castellanas. Su Historia General de las cosas de Nueva España se basa exclusivamente en fuentes orales indígenas, constituyendo un compendio enciclopédico de la civilización azteca. El franciscano aprendió la lengua del lugar y la utilizó en la evangelización. Su obra estuvo prohibida largo tiempo, siendo publicada completamente en 1829 por el historiador mexicano Carlos María Bustamante.
Don Vasco de Quiroga nació en la villa abulense de Madrigal de las Altas Torres. Tras erigirse en un decidido defensor de los indios frente a los abusos de los encomenderos, Tata Vasco, como le conocían cariñosamente, envió a Carlos V su conocido alegato Información en Derecho, mediante el que expresamente condenaba la autorización imperial para forzar a los indios al trabajo. Fue nombrado Obispo de Michoacán y murió en aquellas tierras en 1565.
La nómina de los castellanos que nos proporcionaron noticias sobre la Nueva España fue ingente. Sirva este bosquejo de mera reseña en la conciencia de que muchos de ellos permanecerán para siempre en el anonimato.
(Foto portada. Pirámide de Kukulcán. México)
Hernán Cortes por Paulo Govio
Fray Bartolomé de las Casas
Fray Bernardino de Sahagún
Vasco de Quiroga, Tata Vasco