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viernes 29 marzo 2024
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Lady Di y la tuna de Salamanca

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Lady Di y la tuna de Salamanca

 

 

LADY DI REALIZÓ UNA CORTA VISITA A SALAMANCA EN 1987 CON EL PRÍNCIPE CARLOS PLAGADA DE ANÉCDOTAS

 

 

 

1.- Los Príncipes de Gales llegan a Salamanca en 1987

2.- Recepción oficial

3.- En el Colegio Mayor Fonseca  

4.- Incidencias con la Seguridad

 

 

1.- LOS PRÍNCIPES DE GALES LLEGAN A SALAMANCA EN 1987

Ya era conocida la aversión que la Princesa de Gales, Lady Diana Spencer, sentía hacia el jamón, porque pensaba que se trataba de ‘carne muerta’. Pero, aún se quedó más perpleja y sintió escalofrío cuando, interesándose por las corridas de toros, preguntó al alcalde de Salamanca, Jesús Málaga, sobre lo que se hacía con los animales a los  que se da muerte en la plaza. Éste le contestó: “Pues se vende la carne y se come”. Anécdotas como ésta fueron recogidas en 2015 por el primer edil en su libro Desde el balcón de la Plaza Mayor. Memorias de un alcalde, en el que plasma sus percepciones de aquella breve estancia de seis horas de los Príncipes de Gales en Salamanca el día 23 de abril de 1987, festividad de la comunidad de Castilla y León.

Con la desaparición de la reina Isabel II vuelve a la mente de los salmantinos aquella visita que transcurrió en medio de rumores sobre el padecimiento de bulimia de la princesa y la posible separación de la pareja a causa de supuestas infidelidades. Lady Di tenía veinticinco años y llevaba casada seis con el príncipe Carlos. Los cronistas manifestaban que siempre estaba triste, tratando de mantener una compostura forzada. Pero, sin duda, mientras duraron aquellos momentos en que se vio inmersa en el alegre bullicio de Salamanca pudo olvidar sus tribulaciones.

El año anterior los Príncipes de Gales y sus dos hijos habían pasado unas vacaciones veraniegas de carácter privado en Mallorca invitados por la familia real española, comprometiéndose a volver en visita oficial para recorrer Madrid, Toledo y Salamanca. Y así fue, al tiempo que asistieron a un desfile de modelos en el Hotel Ritz de la capital, promovido por el British Knitting & Clothing Export Council, para promocionar la moda británica entre la alta sociedad española, en el que Lay Di lució un traje de chaqueta con falda de color turquesa de Rifat Ozbek. Luego, acudieron a Salamanca acompañados por las infantas Elena y Cristina.

 

2.- RECEPCIÓN OFICIAL

Tras aterrizar en un helicóptero, los Príncipes de Gales fueron recibidos por el Ayuntamiento en pleno y por el alcalde que les dirigió unas palabras de bienvenida, a las que contestó el príncipe Carlos con otras de agradecimiento, recordando los hechos históricos comunes acaecidos en Salamanca durante la Guerra de la Independencia, en la que el Duque de Wellington al frente de las tropas inglesas, junto con las españolas, lucharon para liberar la ciudad de la ocupación francesa. También hizo mención a la relación existente entre las universidades de Cambridge, donde él había estudiado, y la salmantina, dos de las más antiguas de Europa, la primera, fundada en 1209, la segunda, en 1218.

Tras firmar en el Libro de Oro de la ciudad, los ilustres visitantes salieron al balcón de la Plaza Mayor para saludar al numeroso público que les aclamaba. A la salida, flanqueada por las infantas, Lady Di rompió el protocolo para dar la mano a aquella entusiasta muchedumbre que se agolpaba para verla de cerca bajo el sol de una mañana muy calurosa. Las revistas del corazón difundieron que la Princesa vestía un traje de falda de color rojo con botones y cuello blanco, diseñado por el modisto Bruce Oldfield, así como que en todo momento observaron un evidente distanciamiento en la pareja, entre los que no se cruzaron una palabra.

A continuación, la comitiva se encaminó hacia la catedral, donde fueron recibidos por el obispo Mauro Rubio, quien les guió por el museo diocesano dándoles unas explicaciones que la infanta Elena les fue traduciendo. Acto seguido, recorrieron el Museo de la Ciudad, instalado entonces en el palacio episcopal. El príncipe Carlos se interesó especialmente por el maletín de campaña que portaba el Duque de Wellington durante la mencionada campaña bélica española.

De la seo pasaron al patio de Escuelas Menores de la Universidad, donde charlaron con un grupo de alumnos de Filología Inglesa. De nuevo, el Príncipe de Gales se deshizo en elogios al ver la fachada plateresca del edifico histórico. El rector Julio Fermoso les acompañó en su recorrido por el aula de Fray Luis, la capilla y la biblioteca donde los Príncipe quedaron fascinados al ver los incunables y manuscritos que albergaba. Fermoso les invitó a un vino de honor y les regaló varias ediciones antiguas en facsímil y un cuadro de Rafael Sánchez Carralero, .

Posteriormente, recorrieron a pie la estrecha calle Libreros, momento en que Lady Di se sintió agotada por la ingente multitud que le rodeaba y el calor de aquella intensa jornada. Saltando de nuevo el protocolo, tuvo que descalzarse para aliviar el dolor de pies, por lo que un vehículo hubo de recogerles para trasladarles hasta el Colegio Mayor Fonseca, donde tendría lugar el almuerzo. El cansancio de la Princesa era tan visible que el portavoz de Buckingam, Michael Sea, tuvo que desmentir que estuviera enferma o hubiera de someterse a un examen médico. Todo se debió a las altas temperaturas de aquella primavera española, aseguró.

 

3.- EN EL COLEGIO MAYOR FONSECA

Al almuerzo, que fue ofrecido por el Ayuntamiento en el Colegio Mayor Fonseca, asistieron unos cincuenta invitados británicos y españoles. El menú estuvo compuesto por entremeses, crema de puerros, lubina, solomillo, torta de hojaldre y fruta. La Princesa de Gales tuvo sentado a su derecha a Puig de la Bellacasa, embajador de España en el Reino Unido y, a su izquierda, al alcalde de Salamanca, Jesús Málaga, que se vio convertido en un testigo de excepción de numerosas anécdotas.

Málaga ha relatado cómo la Princesa mostró curiosidad por la historia y tradiciones de Salamanca, las fiestas, los pícaros, los toros… Comió muy poco. Le llamaba la atención el olor a ajo que tenían las comidas españolas. Pidió una manzana y la partió con las manos, sin cuchillo, sin pelarla para no perder las propiedades vitamínicas de la piel, dijo. Pero no quiso comerla entera y ofreció la mitad al embajador, que se quedó perplejo. Comentó aspectos de actualidad y expresó su preocupación por la expansión en aquellos momentos del sida y sus efectos nefastos en el mundo.

“El Príncipe de Gales habló de temas educativos y de caballos. Nos contó, entre otras muchas cosas, las humillaciones que el rey de Marruecos hizo a su madre, la reina Isabel, en la visita al reino del norte de África, haciéndola esperar como si de un súbdito cualquiera se tratara. Por su cuenta, la princesa me explicó que se sentía como en el cuento de la Cenicienta en su relación sentimental y posterior casamiento con Carlos…”, narra Jesús Málaga en su libro.

 

4.- INCIDENCIAS CON LA SEGURIDAD

Los Príncipes de Gales acudieron a Salamanca con su propio servicio de seguridad que actuaba de forma autónoma, al margen de la española, lo que trajo no pocos quebraderos de cabeza. Los británicos no comprendían bien la espontaneidad de los salmantinos cuando manifestaban su afecto por Lady Di, sin la rigidez de los británicos, que en estos casos se mantienen más disciplinados tras las vallas de separación al paso de las personalidades.

A la salida del Colegio Fonseca la rondalla universitaria esperaba a la Princesa para agasajarla con sus canciones. Los tunos la rodearon, extendieron sus típicos atuendos en el suelo para que pisara sobre ellos y uno le puso una vistosa capa encintada por encima de los hombros. El revuelo que se causó entre los agentes británicos fue mayúsculo porque se les fue de las manos. Y la situación empeoró cuando los reporteros gráficos de la prensa del corazón de medio mundo irrumpieron para obtener la mejor instantánea de aquel particular momento. Entre los periodistas se comentaban que para la prensa española todo fueron codazos, mientras que el trato con la británica era exquisito.

Otro de los momentos críticos sucedió cuando, en medio de la lluvia de piropos que los salmantinos proferían a la Princesa de Gales en la calle, una niña del colegio de las Teresianas quiso entregarle un ramo de flores. Ante la imposibilidad de poderlo hacer personalmente, al grito de ¡guapa!, le lanzó el ramo a distancia para que lo cogiera, lo que puso extremadamente nerviosos a los agentes británicos. Los empujones fueron considerables para mantener el control, pues no sabían si detrás de aquella pequeña admiradora teresiana había una terrorista en potencia. Pero, todos esos incidentes hay que encuadrarlos en la normalidad de esa clase de eventos.

La presencia de Lady Di por las calles de Salamanca se ve hoy con añoranza. La actual princesa de Gales, Kate Middleton, esposa del príncipe Williams, es considerada una digna sucesora de Diana Spencer, pues concita todas las simpatías de su pueblo. Desde el desgraciado accidente sufrido en París en el que, diez años más tarde, Lady Di perdió la vida, el título de Princesa de Gales había permanecido vacante en su recuerdo hasta la actualidad en que Kate lo ha retomado. Quién sabe si volverá otra vez a Salamanca otra ‘Princesa del Pueblo’.

 

 

Lady Di en la Plaza Mayor (hosteleriadesalamanca)

 

A la salida del Colegio Mayor Fonseca (lacronicadesalamanca)

 

En el Colegio Mayor Fonseca (gettyimages)

 

En el Colegio Mayor Fonseca (lavozdeasturias)

 

En el Colegio Mayor Fonseca (pinterest)

 

Kate Middleton, actual Princesa de Gales

 

 

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