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Miguel de Unamuno en Baños de Montemayor

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Miguel de Unamuno en Baños de Montemayor

 

 

HACE 12O AÑOS QUE LOS ESTUDIOS DE MEDICINA DE SALAMANCA RECOBRARON EL CARÁCTER OFICIAL QUE TUVIERON ANTIGUAMENTE. EN AQUEL 1903, MIGUEL DE UNAMUNO PARTICIPÓ EN UNA EXCURSIÓN PEDAGÓGICA A BAÑOS DE MONTEMAYOR ACOMPAÑANDO AL ILUSTRE HIDRÓLOGO MÉDICO HIPÓLITO RODRIGUEZ-PINILLA

 

 

1.- MEDICINA CUANDO UNAMUNO FUE NOMBRADO RECTOR

Unamuno acudió en calidad de Rector a Baños de Montemayor el 15 de febrero de 1903 acompañando a una comisión de la Facultad de Medicina, dirigida por su amigo el doctor Hipólito Rodríguez-Pinilla Bartolomé, hermano del poeta ciego Cándido Rodríguez-Pinilla, propietario del diario salmantino El Castellano. Su fin era conocer las características de aquellas aguas termales y dar una clase práctica a los alumnos del último curso.

Aquel viaje estaba cargado de simbolismo por la autonomía universitaria adquirida. Unos días antes, el 1 de enero de dicho año, la Universidad de Salamanca había recobrado el carácter oficial de los antiguos estudios de la disciplina de Medicina. Tres años antes, en 1900, Unamuno y el doctor Rodríguez-Pinilla habían sido nombrados Rector y Catedrático, respectivamente, del alma mater salmantino.

Hasta llegar a ese momento, la Universidad de Salamanca había sufrido una larga etapa de postergación, desde que la Ley Moyano de 1857 decreta la suspensión de los estudios de Medicina, que no se reanudarán hasta 1868 con la llegada de la Primera República. Aquel gobierno revolucionario permitió la continuación académica en régimen de ‘enseñanza libre’.

La Facultad fue establecida en la calle de la Marquesa de Almarza, junto al antiguo recinto del Hospital de la Santísima Trinidad. En 1903, dicho centro sanitario fue trasladado a su actual emplazamiento de la avenida de Alemania. E igualmente, la Facultad pasó a la cercana sede del Paseo de Carmelitas, junto a la Hospedería de Fonseca, donde ha permanecido hasta 1988, cuando definitivamente quedó ubicada en el campus Miguel de Unamuno.

Hasta que el Estado otorgó reconocimiento oficial a los títulos de Medicina, la Diputación y el Ayuntamiento de Salamanca fueron las instituciones que corrieron con los costes del mantenimiento de los estudios, concretamente, la Diputación hasta 1875 y el Ayuntamiento hasta 1903. Antes, la carrera impartida en Salamanca debía convalidarse en la Universidad Central de Madrid, la única autorizada para expedir los títulos de doctorado.

 

2.- EL DOCTOR HIPÓLITO RODRÍGUEZ-PINILLA

El doctor salmantino Hipólito Rodríguez-Pinilla fue un pionero en el estudio de la Hidrología moderna. La meta de su carrera fue conseguir la primera cátedra de Hidrología Médica, que obtuvo en 1913 en la Universidad Central de Madrid, donde había cursado la carrera. Previamente, había sido catedrático de Patología y de Pediatría en la Universidad de Salamanca, donde el Ayuntamiento le había asignado la cantidad de 3.500 pesetas anuales.

Rodríguez-Pinilla tuvo una participación social y política muy activa. Colaboraba en periódicos profesionales de Medicina, revistas, prensa política y asistió a muchos congresos médicos. Sus dotes de orador persuasivo le hicieron intervenir en multitud de mítines, como cuando hizo la presentación del republicano Rodrigo Soriano, que posteriormente fue diputado por Valencia y compañero de destierro de Unamuno en la isla de Fuerteventura. Como un periodista más, también hizo entrevistas y escribió cuentos y artículos de viajes en el diario El Castellano.

Su principal labor benefactora en Salamanca fue la creación de la Gota de Leche en 1908, entre cuyos objetivos estaban la asistencia a niños recién nacidos, la provisión de leche a un precio económico y la atención a los padres sin recursos. Primeramente, estuvo en la calle Azafranal; luego, en la Plaza de la Merced, en el edificio donde actualmente de halla la Facultad de Matemáticas.

 

3.- EL VIAJE A BAÑOS DE MONTEMAYOR

La mencionada comisión que partió de la estación de ferrocarril de Salamanca para Baños de Montemayor estaba compuesta por 35 personas, entre las que se contaban Miguel de Unamuno, Hipólito Rodríguez-Pinilla y estudiantes de quinto curso de Medicina. Uno de ellos era Filiberto Villalobos, que describió los pormenores del viaje en un artículo que publicó en el diario El Adelanto de Salamanca:

“El paisaje que desde Fuentes de Béjar en adelante se observa, es hermoso: pueblecillos metidos entre peñascales; aldeanos que suspenden sus trabajos para contemplar la marcha del tren, que le ha invadido sus tierras y alterado la vida tranquila de su aldea, enormes montañas que parecen amenazar a la locomotora con derrumbarse sobre ella; árboles corpulentos, y aquí y allá, manifestaciones del trabajo del hombre y de los bellos caprichos de la naturaleza”.

La llegada a la estación de Baños de Montemayor tuvo lugar a las ocho de la mañana. Las autoridades municipales y la junta administrativa del Balneario les recibieron en el andén con lanzamiento de cohetes y vivas a la Universidad. Posteriormente, se desplazaron hasta la localidad en varios vehículos. Y así continuaba Villalobos: “Desde las ventanillas de los coches se divisa el pueblo, rodeado por todas partes de montañas, en cuyas faldas, entre los viñedos y las arboledas, se ven casitas blancas, colocadas sin concierto ni orden; y en las estribaciones un valle que verdea, y arroyuelos que conducen el agua que desciende de las sierras. El aspecto de la campiña recuerda, por su belleza, el de esos nacimientos que por Navidad nos encantan con sus montañas de corcho, y sus casitas de madera, sus valles de musgo y sus ríos de cristal”.

 

4.- LA JORNADA EN EL BALNEARIO DE BAÑOS DE MONTEMAYOR

Los anfitriones condujeron a los viajeros hasta la Fonda de Eloy Becedas, hoy Hotel Eloy, para ofrecerles un desayuno. Este establecimiento, que contaba con todos servicios imaginables, había sido inaugurado en 1878 y fue uno de los primeros relacionados con el turismo termal.

Posteriormente, se encaminaron hacia el Balneario divididos en dos grupos, dirigidos por los médicos titulares de la localidad Vega y Pesado Blanco, que les fueron enseñando el edificio, en el que se apreciaba una gran cantidad de mármol, y les mostraron los aparatos más modernos del momento. El doctor Ruiz realizó un análisis químico, térmico y microscópico de las aguas, y Rodríguez-Pinilla comprobó el efecto de éstas sobre las variaciones en una aguja magnética, que plasmó en un informe.

Después de recorrer todo el pueblo y los alrededores, la junta administrativa del Balneario invitó a todos a un copioso banquete en la mencionada Fonda, que terminó con los brindis y las palabras que sucesivamente fueron pronunciando los doctores Pesado Blanco, Vega, el rector Miguel de Unamuno, que según Filiberto Villalobos “dijo muchas y muy buenas cosas”, seguido de Sánchez Recio, en nombre de la Asociación Médico-Farmaceútica de Hervás, el profesor Rodríguez-Pinilla, terminando el propio Villalobos, en representación de los estudiantes y resto de excursionistas entre los que se encontraban el profesor clínico Francisco Madruga, el farmacéutico García Ruiz y el cirujano Manuel Santos. Además, acompañaron en aquel acto el Juez de Instrucción y todos los médicos del partido.

 

5.- EL ALUMNO FILIBERTO VILLALOBOS

Cuando Filiberto Villalobos realizó aquella crónica, era alumno de Medicina en la Universidad de Salamanca. En el año 1900, cuando Unamuno fue nombrado Rector y con el apoyo de éste, creó la asociación de estudiantes Unión Escolar, cuyo objeto era promover las relaciones entre profesores y alumnos, así como la cultura entre los obreros, dándoles conferencias y clases nocturnas en el Ateneo Salamantino. También editó un periódico quincenal del mismo nombre que tuvo una duración de dos años. Villalobos fue el presidente de la asociación, que además contaba con Ricardo Cuesta Cid como secretario y Federico de Onís como contador.

Después de aquel viaje pedagógico a Baños de Montemayor, el 31 de marzo del mismo año, se produjo en Salamanca una revuelta estudiantil que se saldó con la muerte de dos estudiantes, uno de Medicina y otro de Derecho. El Gobierno dio orden de encarcelamiento de dieciséis estudiantes, entre ellos, Filiberto Villalobos y Federico de Onís. No obstante, tuvieron que ser liberados por el tumulto que se formó en el Congreso, que a punto estuvo de hacer caer al Ejecutivo.

Años después, Villalobos ejerció como diputado nacional por el partido de Béjar y ministro de Instrucción en la República. Por su parte, Federico de Onís, discípulo predilecto de Miguel de Unamuno, fue profesor de Español en la Columbia University de Nueva York y de Filología Hispánica en la Universidad de Puerto Rico. Y en cuanto a Unamuno, volvería a Baños de Montemayor en 1910, invitado por su amigo Marcelino Cagigal Valdés, director de la Escuela Industrial de Béjar, que allí poseía una vivienda.

(Portada. Balneario de Baños de Montemayor)

 

 

Miguel de Unamuno

 

 

Doctor Hipólito Rodríguez-Pinilla

 

Doctor Filiberto Villalobos

 

 

Facultad de Medicina. Salamanca

 

Hotel Eloy. Baños de Montemayor

 

 

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