Daniel Zuloaga, de París a Segovia
EL CERAMISTA DANIEL ZULOAGA SE FORMÓ EN PARÍS Y REALIZÓ SUS PRIMEROS TRABAJOS EN MADRID. EN 1893 ESTABLECIÓ SU TALLER EN SEGOVIA
1.- Formación de Daniel Zuloaga en París
2.- Diversos encargos en Castilla y León
3.- Establecimiento de Daniel Zuloaga en Segovia
4.- Algunos colaboradores de Daniel Zuloaga
1.- FORMACIÓN DE DANIEL ZULOAGA EN PARÍS
En los pueblos de Castilla y León se entendía por ‘la cerámica’ aquel lugar donde se fabricaban tejas, ladrillos y, en general, objetos de barro. Pero, lo que el ceramista Daniel Zuloaga realizaba era pura química aplicada a la arquitectura. En su taller contaba con un laboratorio donde experimentaba diversos procedimientos con cobre, cobalto, manganeso… que asombraban a los arquitectos, quienes contaban con sus azulejos como un elemento arquitectónico más en los proyectos de los edificios, a los que infundían el estilo propio de la época modernista.
Su formación profesional comienza como aprendiz, durante seis años, en la fábrica de porcelanas de Sévres (París), becado por la Casa Real. Allí estudió Química y Calorimetría con Henri Regnault, y Pintura y Decoración con varios destacados maestros.
Tras su vuelta a España, en 1877, el Rey Alfonso XII cedió a su padre Eusebio y a sus tres hijos Guillermo, Germán y Daniel el uso de la abandonada fábrica de La Moncloa de Madrid y parte del actual Parque del Oeste, para la creación de un taller de cerámica y lozas finas, la Escuela de Artes Cerámicas, con el compromiso de impartir clases gratuitas a doce jóvenes y donar parte de las obras a museos y escuelas especiales de Arte. Tal concesión se debía a que Eusebio Zuloaga, artista del metal, había desempeñado los cargos de arcabucero de Isabel II y director de la Real Armería de Madrid.
2.- DIVERSOS ENCARGOS EN CASTILLA Y LEÓN
Es entonces cuando Daniel Zuloaga comienza a efectuar diversos trabajos en Castilla y León y en Madrid. Recibió encargos en Burgos para adornar con varios lienzos el Salón Rojo del Salón Recreo, un edifico del arquitecto Vicente Lampérez en el Paseo del Espolón, y en el Colegio del Niño Jesús, en el Paseo de la Isla.
Asimismo, en Ávila colocó unos refinados zócalos en el Palacio de Polentinos, en la calle Vallespín, hoy Archivo Militar. También los puso en el palacio del Marqués de Benavites, actual Parador Nacional. Otro en la iglesia de Santa Teresa, en la Plaza de la Santa, donado por Isidro de Benito Lapeña, administrador de la fábrica de La Moncloa, y finalmente en la escalera del vestíbulo de la propia casa de campo de éste en Ávila.
Igualmente, en Palencia el artista nos dejó su obra con un elegante friso en la fachada del entonces Asilo de Institutrices de la Vizcondesa de Villadrando en la calle Mayor 36, proyectado por el arquitecto palentino Jerónimo Arroyo López. Y mientras tanto, seguía impartiendo clases en la Escuela Central de Artes y Oficios de Madrid.
3.- ESTABLECIMIENTO DE DANIEL ZULOAGA EN SEGOVIA
El establecimiento de Daniel Zuloaga en Castilla y León se produjo en Segovia en 1893. En la capital castellana entra a trabajar en la fábrica de cerámica denominada La Segoviana, propiedad de los hermanos Vargas, movida por la fuerza del río Eresma, quienes pusieron a su disposición lo más preciado en su técnica: el Laboratorio, donde daba rienda suelta a la imaginación en la investigación para el diseño de jarrones, pequeñas estatuas, objetos de mobiliario o elementos variados, como zócalos, murales de azulejos, frisos… conjugando el modernismo con la tradición hispana, la arábiga o la de Talavera, para crear un estilo genuino.
Por el taller segoviano pasaron importantes personalidades de la política y de la cultura, como Valle Inclán, Gregorio Marañón y Gómez de la Serna, acompañados por su sobrino, el pintor Ignacio Zuloaga, que permanecía los veranos en Segovia. Sin olvidar las frecuentes visitas de Antonio Machado, que residía en aquella ciudad.
El año 1904 sería determinante. Llevaba tiempo manteniendo diferencias laborales con Marcos Vargas y el administrador Gabino Terán y decide instalarse por su cuenta. Adquiere la iglesia de San Juan de los Caballeros, un templo románico utilizado para almacén de chatarra, que amenazaba ruina por efecto de la política desamortizadora de los bienes eclesiásticos.
Algunos años después, pone en funcionamiento los hornos, donde su oficio alcanzará el máximo esplendor ayudado por sus hijos Juan, Teodora y Esperanza, junto con su hija Cándida y su esposa Esperanza como encargadas de las labores administrativas y ocho operarios más. Además de ubicar el taller allí, pudo habilitar un espacio como vivienda y ceder un ábside a su sobrino Ignacio Zuloaga como estudio de pintura.
Finalmente, el Estado adquiere la iglesia y, en 1998, tras una importante restauración, estableció allí el Museo Zuloaga, que exhibe un conjunto de piezas de cerámica elaboradas en el taller, así como bocetos de decoraciones arquitectónicas de Daniel Zuloaga repartidas por todo el país. También acoge sus propias pinturas y otras de su sobrino Ignacio Zuloaga, además de objetos diversos. Actualmente, en dicho centro se llevan a cabo exposiciones y otras actividades culturales.
4.- ALGUNOS COLABORADORES DE DANIEL ZULOAGA
Zuloaga también fue pintor. Primero realizaba el dibujo; luego, cual alquimista medieval, lo plasmaba en arcilla mediante la cocción de los colores extraídos de la experimentación. Pero ese, no fue el único medio. Además, utilizó la fotografía, que realizaba en su propio laboratorio de revelado, según la técnica del negativo aprendida de Luis Ocharán Mazas. Otras veces, las compraba a otros profesionales. Tal fue el caso de Joaquín Castellarnau, ingeniero afincado en Segovia y renombrado fotógrafo. Igualmente, las obtenía de los catálogos de grandes maestros, como Jean Laurent.
Asimismo, tuvo alguna colaboración con Paco Durrio, ceramista vallisoletano afincado en París y buen amigo de Gauguin y Picasso. Pero, sin duda, los profesionales que más requirieron de su arte fueron los arquitectos. El primero de ellos fue el burgalés Ricardo Velázquez Bosco, que le había encargado la fachada del ministerio de Agricultura, frente a la estación de Atocha de Madrid, y otras labores en el Palacio de Cristal y la Casa de Velázquez, ambos en el Parque del Retiro. Y a Velázquez siguieron otros, como el restaurador madrileño Vicente Lapérez y Romea…
El sepulvedano Francisco de Cossío, quien fuera director del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y buen conocedor del artista, sobre él afirmaba: “Era un tipo de extraña personalidad a la manera de los vascos que pasan a Castilla, así Unamuno y Baroja. Creó en la cerámica un arte personal que no tenía antecedentes ni tuvo imitadores después”.
De hecho, convirtió un oficio artesanal en una más de las Bellas Artes, como la Pintura o la Escultura. El propio Zuloaga decía de sí mismo: “Con gustarme sobremanera la gran pintura y la gran escultura, he dedicado mis aficiones a la aplicación del arte a los bellos oficios, lo contrario que la mayoría de los jóvenes actuales y de ayer, que pretenden competir con el Greco o con Miguel Ángel”.
(Foto portada. Colegio Villadrando. Calle Mayor 36. Palencia)
Daniel Zuloaga a los 18 años
Iglesia de San Juan de los Caballeros
Taller de Daniel Zuloaga
Daniel Zuloaga con sus hijos Esperanza, Teodora y Juan
Daniel Zuloaga en León – La obra de Zuloaga en León
Daniel Zuloaga en Salamanca – La obra de Zuloaga en Salamanca
Exposición permanente de Daniel Zuloaga – Museo de Segovia
Exposición familiar de los Zuloaga – Los Zuloaga en Madrid