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martes 3 diciembre 2024
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Macotera, el pueblo que tiene su propio banco

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Macotera, el pueblo que tiene su propio banco

 

 

LA LOCALIDAD SALMANTINA DE MACOTERA POSEE SU PROPIO BANCO, DENOMINADO ‘COOPERATIVA MACOTERA SAN ISIDRO’ QUE PRESTA A LOS SOCIOS LOS MISMOS SERVICIOS QUE CUALQUIER ENTIDAD DE CRÉDITO

 

 

1.- La Caja Rural de Macotera

2.- Un poco de historia del crédito salmantino

3.- El Pósito de Macotera

4.- Nacimiento de la entidad de crédito

5.- La entidad macoterana en la actualidad

 

 

1.- LA CAJA RURAL DE MACOTERA

En la localidad salmantina de Macotera, 999 habitantes, el cierre de sucursales bancarias no repercute tanto como en otros lugares del medio rural. El motivo es que posee un banco propio, la denominada Cooperativa Macotera San Isidro, que da a los socios los mismos servicios que cualquier otra entidad de crédito.

Las operaciones que realiza son las habituales de un banco: pagos, transferencias, abono de facturas, domiciliación de recibos, cobro de nóminas y pensiones. Y también otras más complejas, como la imposición de depósitos a plazo fijo, concesión de préstamos personales, créditos hipotecarios y el ofrecimiento de una amplia cartera de seguros para la cobertura de toda clase de riesgos.

El secreto de la existencia de esta rara avis en una población tan pequeña estriba en su secular arraigado concepto del mutualismo, que les ha llevado a mantenerse unidos en momentos de adversidad. Dos son los elementos clave de esta entidad: la cooperativa y el crédito. A través de una cooperativa agraria, los agricultores y ganaderos compran en común todo lo que necesitan para sus labores en el campo. Y también son ellos mismos los que se proporcionan los medios de pago mediante la creación de una entidad de crédito propia. Un ciclo económico completo.

En todas las provincias de Castilla y León existen cooperativas agrarias muy potentes, pero les falta ese plus de mentalidad asociativa que los macoteranos han ido adquiriendo a lo largo de los años mediante el pósito y el sindicato agrario, hasta llegar al actual cooperativismo del crédito.

 

2.- UN POCO DE HISTORIA DEL CRÉDITO SALMANTINO

La ciudad de Salamanca fue repoblada en el siglo XI por seis diferentes grupos: francos, portogaleses, serranos, mozárabes, castellanos y toreses. Al frente de cada uno de ellos había un sexmero, que se encargaban del reparto de tierras entre aquellos vecinos a quienes representaban. Así se formó la llamada Tierra de Salamanca, que no dividieron en seis sexmos, sino en cuatro: Armuña, Baños, Valdevilloria y Peñarrey. Dichos sexmeros asistían con voz y voto a las reuniones del concejo salmantino para todos los asuntos relacionados con la agricultura.

En tiempos de Felipe II, los sexmeros se establecen en la plazuela que hoy lleva su nombre, en la conocida como Casa de la Tierra (hoy Cámara de Comercio), un bello edificio de estilo renacentista salmantino. Y en 1577, ponen en funcionamiento el primer Pósito de la Tierra, un almacén donde se guardaba grano para prestarlo a bajo coste en épocas de penuria. Es en 1735 cuando el rey Felipe V da licencia para que, además, pueda actuar como entidad de crédito agrícola. Con esas funciones, los pósitos se extendieron por las Comunidades de Tierra y Villa de Castilla y León.

En 1792, Carlos IV promulga una Instrucción Real por la que los pósitos pasaban a depender de los Ayuntamientos. Y en aplicación de esa disposición, en 1800 se creó el pósito de Macotera, del que hoy queda su recuerdo en el dintel de una puerta en el número 2 de la Plaza Mayor de la localidad, aledaña a la casa consistorial. A partir de entonces, perdió su carácter benéfico y comenzó a prestar dinero a un interés moderado. De esta manera se financiaba a los agricultores en sus compras de aperos, grano, herramientas y otros aspectos relacionados con el campo. Ese fue el antecedente de las posteriores Cajas Rurales.

 

3.- EL PÓSITO DE MACOTERA

Aquel lugar contaba con un almacén de cereales que guardaba grano para ser prestado a los labradores en momentos de estrecheces, que tenían que devolver después de recoger la cosecha, bien en metálico o en la misma especie aumentada. Esos préstamos ya dejaban entrever hace siglos el germen de lo que sería una entidad de crédito.

El Pósito Real del Trigo de Macotera fue creado en tiempos de Carlos IV, como un establecimiento benéfico para atender las necesidades de los agricultores. Se les facilitaba el dinero suficiente para que pudieran ejecutar las labores de siembra y recolección y así sostener a sus familias hasta que recogieran la cosecha. Fue un organismo muy beneficioso para los agricultores sin recursos que se sentían indefensos ante los especuladores y la usura de los prestamistas.

Las semillas se depositaban en una panera que tenía tres llaves. Y había un arca con otras tres para guardar los fondos en metálico. Los agricultores recibían el suministro necesario para realizar la sementera y atender su subsistencia durante los meses de abril, mayo, junio y julio.

Una tercera parte de los granos se reservaba para los pedidos urgentes. E igualmente respecto de los caudales. Primero se daba a los más necesitados. Y sólo, si éstos era pocos, se prestaban a los campesinos acomodados, porque era más productivo el movimiento de los fondos que mantenerlos inactivos.

El agricultor podía hipotecar una finca para afianzar el valor del grano recibido. Pero, a los más modestos que no podían pagar la escritura, se les invitaba a mancomunase con otros para solicitar el préstamo o que presentaran el aval del resto como fiadores. El reintegro se verificaba en época de recolección. Se devolvía la cantidad prestada con las “creces” y el 0,5 por ciento mensual de interés por el dinero.

El Ayuntamiento acordaba el repartimiento haciéndolo saber mediante bandos. Los interesados presentaban una solicitud en la que hacían constar: las fanegas de tierra en barbecho, sitio de las fincas, cantidad grano y dinero que solicitaban y si tenían alguna deuda pendiente con el Pósito. Los tres claveros de la corporación recibían cada uno de ellos un 20 por ciento de los intereses recaudados, lo cual era una medida muy eficaz, porque siempre estaban pendientes del cumplimiento de los plazos para exigir la devolución de los préstamos. Cuando no se cobraban dichas cantidades, aparecía la negligencia y se corría el riesgo de pérdida de los fondos adeudados.

 

4.- NACIMIENTO DE LA ENTIDAD DE CRÉDITO

Con el Pósito ya en decadencia, en 1908 se creó en Macotera el Sindicato Católico Agrario, impulsado por la Iglesia, con el fin de ayudar a los agricultores de la localidad. Los primeros socios fueron 124, y la primera operación se realizó en la época de sementera, en que se repartieron 2.400 kilos de superfosfatos, 1.554 de potasas y 414 de amoniaco. Y así ha llegado hasta nuestros días, dando servicio a los hombres del campo como Cooperativa Agrícola San Isidro.

Poco a poco iba desapareciendo a nivel nacional la usura que dominaba en el campo, los préstamos abusivos que se formalizaban en documento privado y secretamente, cuyos intereses doblaban en importe al capital prestado. En adelante se formalizarían en documentos administrativos con mayores garantías de que los deudores no cayeran en manos de desaprensivos.

Paralelamente, el decimonónico Código de Comercio reconocía la posibilidad de poner en funcionamiento bancos o sociedades de crédito agrícola. Así nació en 1925 el Banco de Crédito Agrícola en Madrid para el fomento de la actividad agraria. El BCA estuvo sometido a la regulación de la Ley de Ordenación Bancaria, bajo la supervisión del Banco de España, hasta el procedimiento de fusión en el grupo Argentaria.

Con ese paraguas estatal, los cooperativistas macoteranos crean en 1928 la Caja Local de Crédito Agrario para resolver sus propias necesidades de crédito, al tiempo que constituía un medio para el mantenimiento del antiguo Sindicato. En un principio, realizó imposiciones a la vista al 4,5 por ciento y préstamos al 6 por ciento, sólo para socios y con destino a asuntos agrícolas. Fue inaugurada con 23 cartillas y un ahorro inicial de 28.025 pesetas.

A partir de entonces, la Caja ha venido realizando toda clase de operaciones en beneficio exclusivo de los titulares de explotaciones agrícolas o ganaderas: anticipos del coste de los abonos, préstamos, además de las que puede realizar cualquier otra entidad de crédito. En 1967 costeó la construcción de un taller mecánico que, posteriormente, se destinaría a la reparación de toda clase de maquinaria.

 

5.- LA ENTIDAD MACOTERANA EN LA ACTUALIDAD

En 2014 las dos cooperativas, la agrícola y la crediticia, se unieron formalmente bajo la denominación de Cooperativa Macotera San Isidro. Para ello contaron con el patrocinio de la Unión Regional de Cooperativas Agrarias URCACYL, que les facilitó el proceso de liquidación de ambas entidades y la transmisión de sus patrimonios sociales. La nueva figura, que cuenta con 1.200 socios, tiene tres fines, el suministro de productos del campo, la comercialización y el otorgamiento de créditos, que es lo más peculiar porque implica que la nueva cooperativa tiene las mismas funciones que cualquier entidad bancaria.

El Pósito desapareció, como en todo el país. Pero la que familiarmente se conocen como la Caja Rural se mantiene en la Plaza Mayor de Macotera como una institución sui generis del pueblo.

(Foto portada. Plaza Mayor de Macotera)

 

Casa de la Tierra. Salamanca

 

Antiguo Pósito. Macotera

 

Casa de época. Plaza Mayor. Macotera

 

Cooperativa Macotera San Isidro

 

COOPERATIVA MACOTERA SAN ISIDRO  –  SECCION DE CRÉDITO

 

 

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